Mensaje de Cuaresma
Nos preparamos para celebrar la Alianza del Señor con su pueblo.
Con el gesto tradicional de las cenizas, comenzamos como pueblo el camino cuaresmal. Camino que es camino al corazón, porque es desde adentro desde donde tantas veces nos alejamos de Dios, al cerrarnos a esa invitación constante pero paciente que nos hace de “dejarnos reconciliar con Dios” (2Cor 5,20).
Hoy vuelve a resonar en nuestro interior la exhortación de Dios a través del profeta: “vuelvan a mí con todo el corazón” (Joe 2,12). No podemos volver si no descubrimos con pesar que tantas veces hemos abandonado la casa paterna. Pero tampoco podemos hacerlo con confianza y decisión si no tuviéramos la certeza del abrazo y el vestido nuevo que Dios nos tiene preparado como al hijo pródigo (cfr. Lc 15,22). Lo importante en este camino es hacia dónde nos lleva: a unirnos al Señor en su pasión, donde sellará la “alianza nueva y eterna”, esa que nos abre para siempre el acceso al Padre.
Nos motiva la meta y nos consuela saber que tenemos todo listo para caminar: llevamos lo que Jesús nos pidió: oración, ayuno y limosna. “Necesitamos orar porque necesitamos a Dios. Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa”, nos dice el papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma 2022. Démosle alma en nuestra vida al “nada sin Ti, nada sin nosotros”. ¿Cómo buscaremos nosotros, con la ayuda de Dios y la presencia siempre educadora de la Santísima Virgen, crecer en la oración en este “tiempo favorable” (2Co 6,2a)?
Nos dice Francisco: “que el ayuno corporal que la Iglesia nos pide en Cuaresma fortalezca nuestro espíritu para la lucha contra el pecado”. Ayunar es “ir con todo”, es no guardarnos nada para recibir el amor del que no guardó nada para sí y nos lo dio todo –hasta su vida- en la cruz. ¿Qué apego podemos sacar este año de nuestra mochila para hacerla más liviana para recorrer este camino con más libertad?
Por último, en esta fase de pandemia, qué importante poder vivir la limosna y la caridad bajo la forma del “cuidado”. Al respecto nuestro querido Papa nos dice: “aprovechemos especialmente esta Cuaresma para cuidar a quienes tenemos cerca, para hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están heridos en el camino de la vida (cf. Lc 10,25-37)”. ¿A quién podemos acercarnos más? No tengo duda de que acercándonos fraternalmente a ese hermano o hermana, nos acercaremos más a ese Dios que nos dice que cada vez que ayudamos al más pequeño de los hermanos, a Él se lo hicimos (cf. Mt 25,40).
Que María, Nuestra Señora del Carmen, que sabe abrir caminos y recorrerlos con prontitud, nos ayude a llegar en esta Cuaresma, a estar preparados para la Alianza de Dios con su pueblo, que se selló en la cruz donde Ella estaba de pie.
P. Juan Cruz Mennilli
Capellán
Colegio Nuestra Señora del Carmen
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